Diferencias entre pagar con tarjeta de crédito o debito
En los actuales momentos, tanto la tarjeta de crédito como de débito, son utilizadas como herramienta de pago para diferentes fines. Y aunque las dos tarjetas son utilizadas como herramientas de pago, ambas tienen funciones distintas.
Por ello, desde el portal web del banco BBVA explican cuáles son las diferencias entre estas dos tarjetas y cuáles son sus funciones.
La tarjeta de crédito permite hacer pagos sin necesidad de tener fondos en la cuenta, ya que el banco pone a disposición de su titular una cantidad de dinero a crédito.
Sin embargo, con la tarjeta de débito las compras se cargan directa e instantáneamente en la cuenta, de forma que es imprescindible tener saldo suficiente. Conocer las características de cada tipo de tarjeta y hacer un seguimiento periódico de los gastos que se hacen con ellas es fundamental para mantener una buena salud financiera.
La tarjeta de crédito permite realizar compras y disponer de efectivo, independientemente de que se tenga dinero en la cuenta asociada, ya que el pago se aplaza hasta el mes siguiente. De esta forma, el titular de la tarjeta contrae una deuda con la entidad financiera que la emite. Por este motivo, antes de conceder una tarjeta de crédito, el banco estudia la viabilidad del solicitante, asegurándose de que sea solvente, y establece un límite a la cantidad de dinero del que puede disponer.
Existen varias formas de devolver lo gastado con una tarjeta de crédito:
• Pago total
Del importe adeudado durante un periodo de tiempo, habitualmente un mes, en una fecha concreta (normalmente los primeros diez días del mes siguiente). La principal ventaja de esta fórmula es que el dinero se devuelve sin intereses.
• Pago aplazado (revolving)
Esta modalidad de pago supone que el importe de la compra se aplaza en pagos mensuales y cada cuota se compone de una parte de capital a devolver y otra de intereses. A cambio, el cliente puede realizar el pago de sus compras según los plazos más convenientes para él.
Estos pagos revolving admiten dos formas de establecer la cuota mensual: un importe fijo o un porcentaje de la deuda financiada. Si se escoge un plazo reducido, el tiempo durante el cual se generarán intereses será menor y, en consecuencia, la operación será más barata.
Por otra parte, las tarjetas de débito permiten retirar efectivo en cajeros automáticos y realizar pagos en comercios físicos u online. En ambos casos, lo normal es que el importe se carga directamente y de manera instantánea en la cuenta asociada a la tarjeta, ya sea una libreta de ahorros, una cuenta corriente o incluso una póliza de crédito. Por consiguiente, es imprescindible que la cuenta tenga saldo para poder realizar el pago.
Dentro de esta segunda modalidad, también se encuentran las llamadas tarjetas virtuales, creadas específicamente para realizar pagos de forma rápida y segura por Internet. Estas tarjetas, que no tienen un soporte físico, se cargan con una cantidad de dinero, del que se van descontando los gastos a medida que se van haciendo, como si se tratara de un monedero.
Al igual que las de plástico, las tarjetas virtuales cuentan con un número identificador, una clave o PIN, una fecha de caducidad, y un código de seguridad, llamado CVV o CVC. Sin embargo, estos datos no están reflejados en una tarjeta física, por lo que solo se pueden consultar a través de la web o aplicación bancaria de la entidad emisora.
Además, estas tarjetas virtuales no están vinculadas a la cuenta bancaria del propietario ni a sus tarjetas físicas.
Conocer las ventajas e inconvenientes de las diferentes tarjetas y el posible impacto de su uso sobre nuestra salud financiera es fundamental para manejar con responsabilidad y prudencia este tipo de productos, controlando el gasto y no endeudándose en exceso.
Comparte, sigue atento a nuestro blog… y buena suerte…