Consejos para un ahorro inteligente en la compra de comida
Economizar en la alimentación no es lo mismo que intentar gastar menos en ropa, entretenimiento, vivienda, transporte o en servicios, ya que está en juego nuestra salud y nuestra familia.
Llegar a fin de mes es cada vez más difícil para muchas familias que ven reducido el poder adquisitivo de sus ingresos debido a la inflación. Esto puede impulsarles a ahorrar adquiriendo alimentos más económicos pero menos saludables.
Ante la importante subida de los precios en los productos de alimentación es fundamental realizar un “ahorro inteligente” en la compra de los alimentos, según este Instituto.
El primer paso para economizar consiste en planificar el menú semanal intentando que coincida al máximo para toda la familia y el segundo paso es elaborar una lista de la compra por grupos de alimentos, dando prioridad a los de temporada y de proximidad.
La elevación del nivel general de los precios de los productos de alimentación, a causa de la inflación, plantea un serio reto para los bolsillos y la salud del consumidor, ya que si se aplica una política de ahorro desacertada el resultado puede ser consumir comestibles más baratos, pero de inferior calidad y menor capacidad nutritiva.
En materia de alimentación, lo bueno y lo barato no siempre van de la mano, según especialistas.
El primer paso para realizar un ahorro inteligente en la alimentación consiste en planificar el menú semanal para toda la familia que abarque desde el desayuno hasta la cena.
Para esta planificación hay que tener en cuenta los requerimientos nutricionales de cada integrante de la familia. En el caso de bebés, es necesario complementar la leche materna con otros alimentos que se van introduciendo paulatinamente, como papillas de cereales o fruta, yogur natural entero o puré casero de verduras, carne, pollo o pescado.
El segundo paso del ahorro inteligente es elaborar una lista de la compra por grupos de alimentos, priorizando aquellos de temporada (disponibles de modo natural en ciertas épocas del año) y proximidad (producidos relativamente cerca del lugar donde se consumen), ya que suelen resultar más baratos.
Asimismo, en la lista de compra conviene incluir los alimentos con mayor vida útil, que tengan una relación equilibrada entre precio y calidad nutricional, y aquellos que se puedan congelar para su conservación, como las carnes y pescados.
Frutas: Pera, manzana, ciruelas, plátano, mango y piña.
Destacan por su aporte en vitaminas, minerales, fibra, compuestos antioxidantes y su alto contenido de agua.
Verduras y hortalizas: Calabacines, calabaza, puerros, cebolla, judías verdes, lechuga, tomates, zanahorias, pimientos rojo y verde, ajo, lombarda, aguacate y patatas.
Destacan por su gran aporte de hidrato de carbono y menor contenido en grasas y proteínas, alto contenido en agua, baja densidad calórica, y alto aporte de fibra, vitaminas y minerales. El aguacate tiene un mayor contenido graso pero es beneficioso para la salud, señalan.
Carnes magras: Pollo (filetes pechuga, alitas), ternera (filetes, carne picada), cerdo (cinta de lomo al natural).
Aportan mayoritariamente proteínas y un bajo contenido en grasa e hidratos de carbono. Destacan también por su aporte en vitaminas del grupo B y minerales.
Pescados: Merluza (con bajo contenido en grasa), lubina y dorada (con contenido medio en grasa) y salmón (un pescado graso, con grasas con propiedades saludables), son buenas opciones alimenticias, según estos especialistas.
Lácteos: Leche entera, semidesnatada y yogures naturales. Para un niño en crecimiento se incluye leche entera por su contenido en proteínas de alto valor biológico, hidratos de carbono, grasas, minerales y vitaminas.
Para los adultos, sería preferible la opción semidesnatada, al presentar un contenido en grasa un poco inferior, puntualizan.
Legumbres, pasta y arroz: Macarrones integrales, arroz integral, lentejas y garbanzos. La versión integral de estos alimentos es más rica en nutrientes al conservar el grano completo del cereal, lo que no ocurre con su versión refinada.
Panes y cereales: Pan integral en barra y ‘biscotes’ (pan tostado), copos de avena sin azúcares añadidos y papilla de cereales.
La versión integral tiene un perfil nutricional más completo. En el caso de la papilla de cereales del bebé la elección será de 8 cereales integrales, de acuerdo a la misma fuente.
Fiambres: La pechuga de pavo, el jamón cocido extra y el jamón de tipo ‘serrano’, pueden considerarse como alimentos algo más magros en grasa.
Frutos secos: Nueces peladas, las cuales se consideran un alimento poco económico comparado con otros frutos secos, pero que presenta una composición en nutrientes muy saludable, añaden.
Otros alimentos: Los huevos, el café, el cacao en polvo sin azúcares añadidos, el aceite de oliva virgen extra y el vinagre de Jerez, también pueden incluirse en el menú semanal saludable que nos convendría adquirir.
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