Consejos Útiles

Terrores nocturnos en niños y qué hacer

La realidad es que los terrores nocturnos son poco comunes. Según los últimos datos, sólo lo sufren entre un 1% y 5% de los peques en edad escolar (entre los 3 y los 6 años). Estos se caracterizan por suceder durante el primer tercio de la noche, en la fase NREM y suelen estar relacionados con la falta de sueño, por lo que se suelen dar en niños con cierto nivel de privación de sueño.

Cuando un bebé tiene un episodio de este tipo, los padres suelen asustarse mucho por la reacción del niño. Y es que, el bebé está completamente ausente, no reacciona y, a veces, tiene temblores que no son rítmicos ni convulsiones, por lo que puede llegar a parecer una posesión en toda regla. Lo desconcertante es que en todo momento los niños permanecen intensamente dormidos en un estado profundo, aunque se muestran muy agitados y no reaccionan ante ningún estímulo externo.

La realidad es que aunque están profundamente dormidos, sus ojos están abiertos y es muy posible que griten o emitan sonidos. Hay que tener en cuenta que en un terror nocturno, nuestro bebé no está realmente despierto, por lo que no estará consciente. Son episodios muy floridos en los que gritan mucho y se mueven mucho y que suelen causar mucha angustia en los padres ya que no los pueden calmar al no estar realmente despiertos. Tras el episodio, los niños vuelven a dormir de forma profunda y al día siguiente no recuerdan absolutamente nada.

¿Qué hacer?

Mientras el bebé está en pleno episodio de un terror nocturno, el consejo es evitar que se haga daño con los elementos de su entorno o que se caiga de la cama. En estos casos, lo mejor es mantener la calma para actuar correctamente.

Se recomienda no despertar al niño o a la niña porque en ese momento no es consciente, ya que, como se ha mencionado antes, está como dentro de un sueño. Aunque es difícil mantenerse al margen, hay que hacerlo ya que si se despierta, va a estar mucho más confundido y agitado y le va a costar conciliar el sueño de nuevo.

Lo normal, es que finalice el episodio tras unos 10 minutos (aunque a veces, pueden llegar a durar 30 minutos). Tras ese tiempo nos aseguraremos de que el peque esté despierto, le daremos un beso de buenas noches y le mandaremos a dormir otra vez. Si el episodio es muy violento y los padres están muy preocupados, su consejo es acudir al pediatra.

 

Como nuestro bebé no está realmente despierto, lo único que podemos hacer es esperar pacientemente a su lado para controlar que no se haga daño y poder reacostarlo cuando el episodio pase. No es recomendable intentar despertarlos ya que puede causar confusión.

Pon en práctica nuestros consejos… Si quieres que compartamos otros que te llamen la atención, escríbenos,  recomiéndanos… y buena suerte…